martes, 23 de junio de 2015

Trabajo infantil

El trabajo infantil es una de las peores formas de explotación y abuso. Pone en peligro la salud, seguridad y educación de los más chicos, al mismo tiempo que atenta contra su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. 



Si bien en América Latina y el Caribe en los últimos años el trabajo infantil se ha reducido sustancialmente, 5,7 millones de niñas y niños trabajan sin haber cumplido la edad mínima de admisión al empleo o realizan trabajos que deben ser prohibidos, según el Convenio núm. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil.

El trabajo infantil puede implicar explotación infantil, así como riesgos físicos, al uso de maquinaria pesada o instrumentos punzo-cortantes, por adversidades climáticas y muchas veces por largas jornadas de trabajo. Los niños y niñas se exponen también a violencia en lugares de trabajo por parte de los adultos con consecuencias psicológicas como el abuso y el estrés ocasionado por la presión de cumplir con determinadas cuotas de producción.

Todo esto lleva a que muchos de ellos abandonen la escuela, o deban combinar el estudio con largas jornadas de trabajo lo que afecta seriamente su rendimiento educativo y por tanto su formación.

El trabajo infantil en las minas de Oro:

El trabajo en la minería no solo es agotador, sino que también muy peligroso. Imagínense cuanta fuerza usan los hombres de entre 40 y 50 años que trabajan en diversas minas, ahora piensen en las largas horas que pasan dentro de los pozos o socavones, si para ellos es un trabajo arduo, ¿Qué tan duro podría ser para un niño?

En diversas zonas del mundo las mineras usan como mano de obra a niños ya que les resulta barato, estos niños por tratar de llevar un poco de dinero a su hogar son capaces de aceptar trabajos duros por un mínimo salario, arriesgando sus vidas y dejando de lado la posibilidad de estudiar y formarse como un profesional. Los accidentes son frecuentes, los pozos no ofrecen seguridad y los niños trabajan sin protección. Además, han de trabajar con substancias como el Mercurio, para separar el oro del resto de minerales, cuyos vapores son altamente tóxicos.

En Perú...

“Aparece orito, aparece”. La frase resuena como un ruego en los labios de José mientras escarba con sus manos y a veces con la ayuda de un rastrillo en el desmonte de roca mineralizada, con la esperanza de encontrar algunos restos de oro entre el mineral desechado luego de una primera selección por los mineros. Las partículas amarillas representan, a sus 6 años, la razón principal de su existencia. José es un niño más de los 50,000 que en Perú trabajan en lo que muchos consideran uno de los oficios más nocivos que existen para la población infantil: la explotación artesanal del oro.

Perú es el primer productor de oro en América Latina y el séptimo en el ranking mundial; el oro constituye su principal producto de exportación. El 13 % de la producción total de de oro en el país, unas 15 toneladas anuales, proviene de la minería artesanal, un sector que genera un valor de exportación anual de 120 millones de dólares y emplea a no menos de 30,000 familias. La explotación minera artesanal tiende a ser considerada a la vez como una oportunidad y un problema. Por un lado se reconoce su potencial para generar empleo, reducir la pobreza, contribuir al desarrollo local y contener la migración interna hacia las grandes ciudades. La minería artesanal permite con una baja inversión, tecnología sencilla y trabajo intensivo recuperar aquellos yacimientos que la minería industrial estima poco productivos y transformarlos en factores de generación de divisas. Así, el Ministerio de Energía y Minas del Perú estima que el valor de producción anual del sector minero artesanal alcanza los 120 millones de dólares. Sin embargo, el proceso de extracción artesanal del oro es también sinónimo de contaminación ambiental, de problemas graves de salud y seguridad laboral, de condiciones extremadamente precarias de trabajo y, con demasiada frecuencia, del uso de mano de obra infantil en ocupaciones altamente peligrosas.




El trabajo infantil en la industria del cacao:

El 70% del trabajo infantil a nivel mundial se desarrolla en el sector de la agricultura. Más de 132 millones de niños y niñas menores de 15 años trabajan en granjas y plantaciones, manejando maquinaria, sembrando y cosechando cultivos, rociando pesticidas, cuidando animales u ocupándose del ganado. El trabajo infantil en la agricultura es un fenómeno global, y no está limitado a países desarrollados; es también un serio problema en los países industrializados. Se estima que en África, de 56 a 72 millones de niños trabajan en labores agrícolas. El número de niños que trabaja en la agricultura es casi diez veces superior al número de niños que trabajan en fábricas, en la industria del vestido, tejiendo alfombras o cosiendo pelotas de fútbol.

En el África occidental, el cacao es un producto agrícola que se cultiva principalmente para fines de exportación. Hoy en día, los productores de cacao a duras penas pueden ganarse la vida con la venta de los granos de cacao, y con frecuencia recurren al uso de la mano de obra infantil a fin de que sus precios se mantengan competitivos. Los niños del África occidental viven sumidos en una inmensa pobreza y la mayoría de ellos comienza a trabajar a una edad muy temprana para ayudar a sus familias.



La jornada laboral de un niño se inicia al amanecer y acaba al anochecer,trabajando alrededor de 14 horas diarias. Los niños se suben a los cacaoteros a cortar las vainas con un machete. Estos pesados machetes son afilados y peligros, y constituyen la herramienta básica de los niños en los cacaotales. Una vez que las vainas han sido cosechadas, los niños las recogen en grandes sacos y las llevan o arrastran en medio del bosque. Con cada golpe del machete estos niños corren el riesgo de cortarse gravemente sus dedos o su mano. Prácticamente todos los niños tienen cicatrices en las manos, los brazos, las piernas o los hombros causadas por accidentes con el machete.

Algunos casos involucran actos de violencia física, como recibir azotes por no trabajar con rapidez o por tratar de escapar. También se han documentado casos en los que tanto niños como adultos fueron encerrados durante la noche para que no pudieran huir. La mayoría de estos niños no puede asistir a la escuela mientras trabaja, lo cual es una violación de las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en relación con el trabajo infantil.


Referencias:


  • http://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_LIM_329_SP/lang--es/index.htm
  • http://www.connuestroperu.com/actualidad/punto-de-vista/27299-la-mineria-ilegal-y-la-explotacion-infantil-en-el-peru
  • http://www.ilo.org/ipec/Regionsandcountries/latin-america-and-caribbean/lang--es/index.htm
  • http://www.unicef.org/peru/_files/notas_prensa/2007/peru_np_12jun.pdf
  • http://www.defensanimal.org/publicaciones/articulos/su-esclavitud-nuestras-cadenas
  • http://www.trelew.gov.ar/proteccionderechos-ti.php









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